Salvador Alvarado casó en Yucatán pero no tuvo descendencia

Martes, 25 de Noviembre de 2008 04:13

Yucatán Insólito

Roldán Peniche Barrera

Ya era viudo el Gral. Salvador Alvarado cuando arribó a Yucatán por 1915. Vino con los arrestos suficientes para poner en orden las cosas y dar la libertad a los esclavos de la industria henequenera. Alrededor de tres años se estuvo en Yucatán y como gustaba de recorrer la ciudad y socializar con los meridanos, un día conoció a una bella meridana, Laura Manzano, de quien se prendó el general.Es fama que el general acudía a su visita a la casa de la familia Manzano caminando y sin guardaespaldas. Era un ciudadano más y punto. Después del breve cortejo, contrajeron nupcias aunque no tuvieron descendencia. La Sra. Manzano de Alvarado enviudaría de su marido pocos años más tarde. Fueron los padres de la señora D. Gerardo Manzano y doña Dolores Alcocer de Manzano. Alvarado gustaba también de acudir a “La Flor de Mayo”, donde disfrutaba los ricos panuchos que ahí preparaban las propietarias. Los hacían al modo antiguo, con sólo la tortilla frita y rellena de frijol y huevo; encima algo de cebolla roja. El general ocupaba la única mesa del lugar junto con sus amigos y acompañaban los panuchos con hirvientes tazas de chocolate recién batido.Nosotros, por los años setenta (y quizás ochenta), llegamos a conocer “La Flor de Mayo” donde dimos fe de lo exquisito de los panuchos preparados al momento por las propietarias, ya entonces ancianísimas. La alta vejez ya las había amargado un poco, mas no podía ponérseles un pero como cocineras. Muchas veces esperamos nuestro turno, pues aquella antigua mesa redonda donde disfrutó Alvarado de sus cenas era la misma que ocupábamos y seguía siendo la única del lugar, sesenta años más tarde.No servían ninguna clase de refresco con los panuchos, sino sólo chocolate recién batido, lo que era una delicia. Se tardaban un poco en el servicio las tres ancianas pero valía la pena la espera.

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